¿Por qué no prestamos atención a las cosas aburridas?

Imaginemos que dormimos en nuestra habitación, son las tres de la madrugada. Súbitamente, la luz de una linterna y una silueta desconocida en el pasillo nos despiertan. Con el cerebro aún somñoliento, los latidos del corazón se aceleran, las rodillas tiemblan, llegamos a la conclusión de que un extraño está queriendo robar la casa. En ese momento, un estado total de alertainvade nuestro cuerpo y mente. Independientemente de la resolución de este episodio, y de su duración, sabemos que nunca olvidaremos tanto la propia experiencia como todos sus detalles, porque el estado de alerta del cerebro, para defenderse y sobrevivir, nos ha hecho concentrar fuertemente la atenciónen todos los estímulos que nos rodeaban en ese momento.

Así, sabemos que cuanta mayor atención presta el cerebro a los estímulos, más fuerte es la elaboración y consolidación de la memoria; lo cual tiene implicaciones en el desarrollo infantil, en la educación e incluso en el comportamiento social. Una de esas implicaciones es que, en el aula, en todas las edades y etapas, una mejor atención equivale a un mejor aprendizaje, ya estemos hablando de comprensión lectora, de precisión y claridad en la expresión escrita, de resolución de problemas matemáticos o de estudio de otras materias.
Ahora bien, incluso un auditorio que esté escuchando una conferencia, claramente interesante, en absoluto aburrida, en la mayoría de los casos va a desconectar su atención del ponente al cabo de quince minutos de charla: comenzarán a mirar al reloj, se removerán en su asiento, desearán que finalice. La atención más intensa, en términos generales, se concentra alrededor de los primeros 10 de minutos de escucha. Los investigadores aún no han conseguido averiguar qué regula este exacto período de tiempo, la hipótesis es que el cerebro toma decisiones sobre aquello a lo que debe atender según un patrón determinado de tiempos, que establece en función tanto de su configuración genética, como del ambiente y la experiencia.
Ello nos sugiere un imperativo: para que una persona o grupo que nos escucha lo haga hasta el final, es necesario
captar su atención, activar la consciencia de que el evento es interesante y mantener la atención durante un período de tiempo determinado. Si lo que estamos comunicando o la actividad en que estamos inmersos dura más de ese tiempo, después del primer período, será necesario llevar a cabo una ruptura y volver a captar la atención del receptor.

 

Entonces, si en nuestro cerebro coexisten habitualmente, minuto a minuto, millones de neuronas que se disparan a la vez ante diversos estímulos, compitiendo por captar nuestra atención, ¿cómo asignamos la etiqueta de “tan aburrido” como para no prestarle atención, o “tan interesante” como para superar el filtro de activación? Para responder a esta pregunta, vamos a ver cómo los mensajes que captan nuestra atención se conectan siempre a estos tres factores: memoria, interés y estado de alerta.
  • Memoria: Aquello a lo que hacemos caso está profundamente influenciado por la memoria de experiencias previas, de tal modo que usamos estas experiencias para predecir qué va a resultarnos más útil en nuestra vida diaria, y, por tanto, a qué debemos prestar atención.Esto ha quedado experimentalmente demostrado en varios estudios, por ejemplo, con nativos de las selvas de Nueva Guniea (Jared Diamond) quienes se muestran bastante torpes en tareas en las que los occidentales hemos sido entrenados desde la infancia, sin embargo, pueden detectar, prestando atención, los cambios más sutiles en la jungla, lo que les hace especialmente hábiles en seguir el rastro de un depredador o encontrar el camino de vuelta a casa; habilidades de las que cualquier occidental carece y por ello estaría claramente en peligro en dicho ambiente.No tenemos habilidad para prestar atención a los lugares donde encontrar comida en la selva o las señales para evitar el peligro en estas circunstancias, porque nunca hemos estado suficiente tiempo allí: no disponemos de experiencia previa. Por ello, a la hora de iniciar un aprendizaje o proceso de comunicación, para atraer la atención sobre él, es indispensable conectarlo con los conocimientos y experiencias previos.
  • Interés: sabemos, incluso intuitivamente , que el interés o la importancia que un evento tenga para nosotros está profundamente ligado a la atención que le prestamos, un ejemplo de ello es el robo de nuestra casa que exponíamos al principio. El cerebro está continuamente explorando el campo sensorial para evaluar el potencial interés de cada percepción. Ahora bien, ¿prestamos atención a algo porque es interesante, o nos resulta interesante porque antes ha captado nuestra atención? Parece ser que interés y atención son procesos que se retroalimentan, como muy bien saben los responsables de Marketing, quienes, cada vez más, tienen en cuenta para llegar al público que estímulos novedosos, inusuales, impredecibles o distintivos, son poderosas formas de reclamar la atención y despertar interés para sus campañas, como podemos comprobar en esta impactante campaña:
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=a497ZYBvhhA]

  • Alerta: obviamente, debemos estar alerta para que algo capte nuestra atención. Este es un concepto difícil de precisar, ya que hasta ahora ningún científico ha sido capaz de determinar en qué parte del cerebro reside la consciencia, que podríamos definir vagamente como el estado que nos mantiene alerta. Tanto la consciencia como su efecto, la activación o alerta, son científicamente controvertidos actualmente, ya que no es posible definir su localización, alcance y amplitud. Pero ello no quiere decir que no dispongamos de evidencias experimentales sobre cómo la atención está ligada al estado de alerta. Hace treinta años, un físico llamado Michael Posner, postuló una teoría acerca de la atención que sigue siendo popular hoy en día. Posner comenzó su carrera en investigación aeroespacial, indagando sobre cómo hacer el ruido de los motores menos molesto para los pasajeros de vuelos comerciales. Este trabajo le llevó a preguntarse cómo procesa el cerebro la información de cualquier tipo.Posner formuló la hipótesis de que prestamos atención a cualquier cosa debido a tres procesos distintos pero integrados en el cerebro: las redes de activación-alerta, orientación y función ejecutiva.

En el modelo de Posner, el cerebro funciona inicialmente, para garantizar la supervivencia, con una red general de alerta que monitoriza constantemente el ambiente para detectar cualquier actividad inusual. Si el sistema detecta algo extraño, como un extraño en casa, dispara una alarma que transforma esta atención basal en atención específica o selectiva. Después de la alarma, una vez hemos seleccionado el estímulo al cual atender, nos orientamos a él, generalmente dirigiendo nuestros sentidos y nuestro cuerpo al mismo (o bien lejos de él), con el objetivo de obtener más información y decidir qué hacer. Esta segunda fase se denomina orientación al estímulo. Y, finalmente, interviene la corteza cerebral, quien se encarga de la función ejecutiva, los procesos superiores y más elaborados de pensamiento que nos permiten establecer prioridades, fijar planes de acción, controlar los impulsos y organizar la respuesta, ya sea una acción, ya sea desviar de nuevo la atención.

Dentro de la capacidad de detectar un nuevo estímulo, la capacidad de orientarnos hacia él, y la capacidad de decidir qué hacer en función de su naturaleza, el Modelo de Posner ofreció predicciones comprobables sobre la función cerebral y la atención,que llevaron al descubrimiento de una amplia gama de características de la conducta relacionadas con la atención. Cuatro de estas características tienen un importante papel en la práctica: las emociones, el significado, la multitarea y el tiempo. Cómo estos cuatro factores influyen en la calidad y cantidad de atención que podemos prestar, es una interesante cuestión que dejamos para otro post.

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4 comentarios en «¿Por qué no prestamos atención a las cosas aburridas?»

  1. Me encantó el artículo! Me hizo ver que los mensajes que captan nuestra atención se conectan siempre a estos tres factores: memoria, interés y estado de alerta. Me fascina el tema de las funciones del cerebro.
    Muy interesantes las investigaciones de Posner!!
    Graciasss por el artículo!!

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